- Se podrá ver hasta el 12 de enero
El Museo de Salamanca acoge desde hoy la exposición “Laboratorio Vegetal”, una exposición que combina el conocimiento sensorial del Jardín Histórico El Bosque de Béjar con un recorrido por las distintas intervenciones que, a lo largo que la historia, se han ejecutado en la finca.
El director general de Patrimonio Cultural, Gumersindo Bueno, ha inaugurado esta mañana en el Museo de Salamanca la exposición “Laboratorio Vegetal”, que se podrá ver hasta el 12 de enero en horario de 10:00 a 14:00 y de 16:00 a 21:00 horas (lunes cerrado).
Se trata de una muestra eminentemente sensorial, sensitiva y en cierta medida conceptual, aunque nunca abstracta ni cerrada, que para ser contada mínimamente se precisa de una cierta extensión. En esta exposición se muestra, con diferentes recursos, el proceso de creación del proyecto de un jardín. En concreto el de la restauración de las Huertas Históricas de El Bosque de Béjar (Salamanca). Esta disciplina tradicional, similar a la de la restauración de edificios, requiere la concurrencia de diferentes expertos coordinados e integrados en un equipo multidisciplinar, pues se trata de un proceso complejo que ha de integrar diversos saberes, técnicos y humanistas, teóricos y prácticos con una experiencia contrastada.
El visitante podrá hacer una visita no dirigida, ni de sentido único, abierta a interpretaciones plurales, incluso dispares, en un paseo cambiante, en el que se pueden ver las distintas piezas expuestas, los documentos, los textos y las imágenes, en bucles o zigzag iterados. Se parte del gabinete de estudio y preparación de los primeros bocetos, que se derivan de unos intensos estudios anteriores, tanto históricos, como documentales, de referencias de ejemplos cronológica y estilísticamente afines, el análisis de restauraciones de referencia, de las condiciones geofísicas del lugar.
Se muestran dibujos que han servido para analizar y proponer diferentes soluciones constructivas de sistemas y elementos, realizadas a mano alzada con diversas técnicas, así como los útiles y materiales que tradicionalmente se han utilizado en estos trazados, con delineados y elaboración de perspectivas, hasta llegar a los métodos digitales y virtuales contemporáneos indicando su radical diferencia, en especial conceptual y proyectual.
Mediante la exposición de elementos de El Bosque, a escala 1 a 1, se da idea del tamaño y escala de lo que se pretende restaurar, y de la envergadura real de aspectos de este jardín, y otros similares. El visitante experimentará sorpresa al comparar piezas reales con imágenes de pretiles, escaleras, árboles… en paneles y fotografías.
Se presentan varias tablas policromadas con motivos vegetales, procedentes del Palacete de la Villa. Igualmente se exponen colecciones de maderas que remiten a la importancia de lo arbóreo en el jardín, tanto en sus espacios verdes, como en su utilización en las construcciones, incluidas las referidas tablas decorativas. Fragmentos de árboles propios de la Jardinería Histórica, de Béjar y de jardines similares o coetáneos, y otras de árboles autóctonos y frutales como el haya, el roble, la encina, el peral, el cerezo, el almendro. Maderas que se han utilizados en decenas de oficios, con millares de utilidades, muchas relacionadas con el propio jardín como cenadores, enramadas, celosías, vallados, en maquinarias y aperos, en barcas y en la mayor parte de las herramientas para su plantación y cuidado. Vegetales que llegan a los instrumentos del propio dibujo o escritura del jardín, y hasta en la fabricación de las tintas antiguas. Se unen así aspectos naturales, con otros derivados de manipulaciones precisas de algunos bienes y elementos de la naturaleza, hasta instrumentos sofisticados, de altísima precisión y valor que llegan a ser objetos en los que la cultura se manifiesta y de los que se sirve para su desarrollo, como por ejemplo las tablas delicadamente policromadas. Se trata de una propuesta activa, y nunca igual, en la que se perciben olores, rumores y matices luminoso-cromáticos en continua mutación. Muchas de las piezas además se pueden tocar, e incluso algunas maderas lijar suavemente, para apreciar sus aromas y aceites esenciales, su porosidad, su textura y su sonido al ser percutidas con otras dispuestas a tal efecto.
Las tres series de imágenes, que se pueden ver independientemente, comprenden una serie de imágenes de El Bosque, a lo largo de veinte años, en diferentes estaciones y momentos y días; un grupo de dibujos, croquis, planos y otros documentos que imaginan y proyectan ese futuro jardín, y que muestran los diferentes aspectos del proyecto como los historiográficos y documentalistas, compositivos, paisajísticos, edáficos, frutícolas, los de la Ingeniería de Montes, de los viveristas. En la serie final se pasa, sin solución de continuidad, imágenes de campos de color, líneas, caminos, fracciones de cuadros de jardines (externos y del Museo) formas y otros signos que aluden a la representación de jardines o fragmentos de ellos, tanto ideales, soñados, perdidos… o bien de algunos conocidos y existentes, ya cerrados bien abiertos.