Domiciano Sandoval y Ricardo Castro Naveiras
Día 29 de diciembre, 12’00 horas, un grupo de jubilados y jubiladas, se concentran ante la Delegación del Gobierno en Barcelona, su intención, registrar sendas cartas dirigidas al Presidente del Gobierno, y al Vicepresidente, para protestar contra las recomendaciones del Pacto de Toledo, ya que consideran que son contrarias a nuestro Sistema Público de Pensiones, de ahora y del futuro.
No podemos registrarlas, la persona del registro nos dice que la nueva Ley 39/2015 – BOE 26 de 02/10/2015 en su Artículo 14 obliga a relacionarse con las Administraciones Públicas, a través de medios electrónicos y o telemáticos. Al insistir en que nos registren nuestras cartas, surge la amenaza habitual en nuestro país “no me obligue a llamar a la Guardia Civil”.Una falta absoluta de respeto y de educación ¿Quién se ha preocupado, antes de cambiar las leyes, de que estas personas se adaptaran a la utilización de dichos medios electrónicos? Nadie, absolutamente nadie.
Las entidades financieras en general, tratan también a estas personas con la más absoluta falta de respeto. Les marcan horario para pagar recibos, les obligan a utilizar los cajeros aunque no sepan como funcionan, o les hacen esperan de pie largas horas en la calle, mientras reducen al máximo el personal de las oficinas. Todo ello pactando reducciones de plantilla, pagados con el dinero de todos, (también de esas personas mayores), en un país con cerca de cuatro millones de parados, y medio millón que ha emigrado por no tener trabajo.
En las residencias de atención a estas personas mayores (la inmensa mayoría privadas), y verdaderas antesalas de los tanatorios, hemos de contar que de los más de 50.000 muertos por el Covid-19 España, más de 35.000 han sido de estas personas mayores, que nos han dejado sin poder decirles ni adiós, sin poder despedirse de sus familias, en el más absoluto abandono.
Y ¿qué han hecho estas personas mayores para merecer este desprecio, por parte de la sociedad a la que pertenecen? Sencillamente trabajar como burros, pasar las penurias de una durísima Guerra Civil, o en el mejor de los casos, las penurias de la posguerra. Además de conseguir que nosotros podamos disfrutar hoy en día, de todos los derechos que tenemos, y de la abundancia de bienes que nos rodean. Pero no se vislumbra ningún cambio de respeto hacia nuestros mayores, que por el contrario son considerados a veces por una parte de esa sociedad, como verdaderos apestados.
Ya lo han dejado bien claro diversos personajes, de esos que sí que no se merecen respeto, entre las que se encuentra CristineLagarde exdirectora del FMI y actualmente presidenta del Banco Central Europeo, “los mayores son un problema para la economía global, y hay que hacer algo ya” y vaya si lo están haciendo, nos están matando, no solo físicamente, también intelectualmente.