- Con los historiadores e investigadores José María López de Zuazo y Algar y Dionisio Martín Nieto
CARMEN CASCÓN MATAS & ENRIQUE GARCÍA PERIÁÑEZ
En un marco tan apropiado como el claustro del convento de San Francisco de Béjar, costeado por los duques de Béjar y concluido en 1599, la junta directiva del Centro de Estudios Bejaranos dio la bienvenida a los historiadores e investigadores José María López de Zuazo y Algar, miembro de la Asociación Española de Militares Escritores (AEME) y experto en la orden militar de Alcántara, y Dionisio Martín Nieto, presidente de la Federación de Asociaciones Culturales de La Siberia, La Serena y Vegas Altas (SISEVA), localidades todas ellas de Badajoz.
A las 19.30 horas dio comienzo la conferencia titulada “Don Juan de Zúñiga, Maestre de la Orden de Alcántara”. La intervención fue presentada por Josefa Montero García, presidenta del Centro de Estudios Bejaranos, quien dio las gracias a José María y Dionisio por dar a conocer la vida de un personaje, cuyo nacimiento bien pudo haber ocurrido en Béjar, y a trasladarse a la ciudad textil desde sus distantes lugares de residencia. Asimismo recordó que el año que viene se celebra el V Centenario de la muerte de Elio Antonio de Nebrija, una conmemoración en la que el ayuntamiento de Béjar participará al estar el humanista ligado a la Casa de Zúñiga a través de su mecenazgo.
Una vez concluidas sus palabras, José María López de Zuazo comenzó la conferencia ofreciendo unas pinceladas someras sobre don Juan de Zúñiga y Pimentel, hijo del primer duque de Béjar, don Álvaro I, y de su segunda esposa doña Leonor de Pimentel y Zúñiga, nacido en lugar incierto, que buen pudo ser Plasencia o Béjar, hacia 1564. Su vida corrió peligro en la infancia y estuvo a las puertas de la muerte. Un milagro de San Vicente Ferrer permitió que continuara su existencia, por lo que sus padres, duques de Plasencia, fundaron en acción de gracias el convento dominico de San Vicente en esta ciudad cacereña. Los conflictos políticos y las interminables guerras de sucesión por el trono de Enrique IV hizo a los Zúñiga cambiar hábilmente de bando durante este periodo, acrecentando su importancia política. En 1472 doña Leonor de Pimentel logró del papa Sixto IV el maestrazgo de la Orden de Alcántara para su hijo Juan cuando solo contaba con 13 años de edad. Después se destaca en la Guerra de Granada comandado una hueste de considerable importancia en las tomas de Málaga y Granada. A partir de 1494 se retira de la vida política y se dedica al mecenazgo de artistas y escritores, ostentando al tiempo el arzobispado de Sevilla y siendo nombrado por el papa cardenal. Murió en Guadalupe en 1504.
Dionisio Martín Nieto completó la visión aportada por su compañero trazando unas breves pinceladas de su labor de mecenazgo como coleccionista, impulsor de obras artísticas, y creador de una corte renacentista y humanista itinerante. En este sentido, hizo un breve recorrido por aquellos lugares pertenecientes a la Casa de Zúñiga y su rama bejarana, donde todavía quedan muestras de su labor constructiva tales como Béjar, Plasencia, Mirabel, Belalcázar, Burguillos, Capilla, Curiel, Ledesma, Arévalo y sobre todo en la comarca de La Siberia en Badajoz, como por ejemplo Zalamea de la Serena o Villanueva de la Serena. Humanista y mecenas, bajo su amparo desarrollaron su labor intelectuales de la talla de Elio Antonio de Nebrija, el astrólogo salmantino Abraham Zacuto o el cronista Torres y Tapia.