- Se antepone el bienestar común muy por encima de los intereses personales y partidistas
El cambio de equipo de Gobierno era totalmente necesario, determinante y perentorio para detener en seco la tendencia de absoluta decadencia padecida por Béjar durante los últimos años de la mayoría absoluta de Alejo Riñones y del PP. Era la apuesta ganadora cubierta por todos los editoriales de este digital desde las pasadas elecciones municipales. Era la opción más decidida contra la alternativa del continuismo suicida, al círculo vicioso, al laberinto infernal impuesto por la política despótica, autoritaria e infame de los intransigentes retrógrados del «o conmigo o contra mí».
El talante democrático no se aprende, se tiene o no se tiene. Incluso en el pleno de investidura, tras perder el gobierno y teniendo una gran oportunidad para mostrar un poquito de humildad así como las intenciones de diálogo y consenso en los próximos 4 años, el veneno fluyó con inquina y acritud de los democráticamente derrotados hacia quien puso la pieza clave para ventilar el aire infecto acumulado en el consistorio bejarano.
Como indicamos, y aunque le fastidie a la prensa subvencionada por el PP con 106.300 euros en menos de 4 años, la mayoría absoluta de bejaranos NO quería a Alejo Riñones como alcalde y así se ha plasmado en la máxima instancia del poder municipal.
No existe ninguna ley que obligue a una preferencia por las listas más votadas para gobernar. Curiosamente, quienes antes trataban de promulgarla en pro de esa particularidad electoral, han sido los primeros en tirarse a los brazos de las fuerzas minoritarias aprovechando la oportunidad para arrebatar el poder a la lista más votada. Riñones debería saber que llama «pacto de perdedores» a los acuerdos de su propio partido en Andalucía, Madrid o Castilla y León, donde el PP, junto a otras formaciones, ha quitado el gobierno a la lista más votada: El PSOE. Riñones no augura un buen futuro a los «pactos de perdedores», tal y como dijo en la sesión plenaria, aunque dudamos muchísimo que se lo haya manifestado a sus homónimos en esas regiones, y si así ha sido ya se ve el poco caso que le han hecho. Seguramente, si el PP en Béjar hubiera quedado en las mismas circunstancias que el PSOE, y pactando pudiera lograr al alcaldía, él mismo habría suscrito ese «pacto de perdedores» con sumo gusto y mayor satisfacción, como lo han llevado a cabo sus compañeros, y aplicando sin ningún tipo de rubor el reaccionario y tradicional doble rasero.
Lo único sorprendente en Béjar, por inédito, es que 3 partidos distintos antepongan el bienestar común, y una gestión en beneficio de un futuro mejor para la ciudad, muy por encima de los intereses personales y partidistas rompiendo así la prolongación de una muerte agónica.
Concedamos el periodo de cortesía (100 días) y no sean tan ansiosos los opositores destronados maldiciendo esta nueva esperanza. Siguiendo el sabio consejo de Einstein, los bejaranos han dado el primer paso para buscar resultados distintos a la debacle anunciada.
Los softwares obsoletos, y demostradamente desfasados, merecen una actualización esencial o el cambio directo por otra versión avanzada. Estos días, la derecha cavernaria ha aprendido una palabra nueva y su significado: CONSENSO.
Y no queremos dejar de resaltar en este editorial una tremenda casualidad reiterada a lo largo del tiempo por la obstinación del PP para tropezar en, al menos, dos ocasiones con la misma piedra: En 2007 Riñones veta a BÉJAR FM e inmediatamente después pierde la alcaldía; en 2017 Riñones veta a BÉJAR FM y en las siguientes elecciones municipales pierde la alcaldía. En nombre de la mayoría absoluta de bejaranos, gracias Riñones por vetar a BÉJAR FM.