- Para el cinismo postmoderno, el cambio es imposible y todo esfuerzo por una alternativa mejor es inútil
La hipocresía de Riñones llega a límites aún sin explorar en la cartografía del surrealismo más extremo y alejado de cualquier tipo de control racional. O eso, o la edad le empieza a pasar una tremenda factura biológica y neuronal. Ya ni siquiera honra el democrático «período de cortesía» (100 días desde la constitución de la nueva Corporación Municipal), ofreciendo actos informativos con el único fin de atacar sin cuartel al actual equipo de Gobierno. La útlima ha sido recriminarles no abrir La Covatilla para realizar actividades en verano.
Recordemos que desde 2014 la gestión de esa estación de esquí es municipal, él era el máximo responsable desde entonces y hasta junio de 2019 (casi un lustro), y durante todo ese tiempo sólo se abrió en verano de 2018 con un rotundo y absoluto fracaso ante la prácticamente nula asistencia de público.
Por otro lado, Riñones asegura que esa iniciativa no habría costado nada. Como tampoco hubiera costado nada adaptar las instalaciones para realizar esos dinamismos estivales en 2015, 2016 y 2017. Es decir: Critica lo que precisamente él no llevó a cabo en todos esos años, e ilustra, de esta manera tan pueril, un nítido ejemplo de la definición literal de fariseísmo.
A todo esto habría que añadir la ominosa gestión de este señor en el ámbito de esa gestión, dejando unos marrones judiciales de gran envergadura para una mayor indigestión de la economía de todos los bejaranos. Como por ejemplo:
- Tener que indemnizar a Gecobesa con el precio de las obras e instalaciones que pasaron a propiedad del Ayuntamiento.
- La desestimación del recurso presentado en contra del auto que condujo al desmontaje de la famosa pilona que invadía la finca de El Tremedal. Además, a este respecto, el actual consistorio bejarano tendrá que asumir la minuta de los abogados de ambas partes y el coste de más de 17.000 euros por el desmontaje de la pilona.
Y alguno más que seguramente desconozcamos por ahora.
Para el cinismo postmoderno, el cambio es imposible y todo esfuerzo por una alternativa mejor es inútil. Si esto no es cinismo postmoderno puro y duro por parte de Riñones, venga Dios y lo vea. Por cierto, ¿por qué Riñones no presentó las cuentas de La Covatilla correspondientes a la temporada 2018-19, cerrada «con nocturnidad y alevosía»?
Período de cortesía
Evidentemente, este digital esperará al 16 de septiembre para realizar un primer balance del flamante equipo de Gobierno, respetando escrupulosamente el denominado «período de cortesía», pero la opinión de la calle es que no estaría de más unas intervenciones más punzantes ante la actitud de nula lealtad institucional del PP, la rescisión radical de todas las prebendas todavía mantenidas con los ‘allegados’ del anterior, y una auditoría completa de los últimos 8 años para conocer la infame situación heredada. Empezaron bien, poniendo las primeras cartas sobre la mesa en los asuntos más inmediatos en el tiempo, dando a conocer chantajes empresariales, y ese funesto traspaso de poderes. Esperemos que el balón no se haya deshinchado tan pronto porque aún queda mucho partido.