La inversión empresarial en Béjar, sea cual sea, siempre será bienvenida sin lugar a dudas. Sería una alegría sin parangón teniendo en cuenta que en esta ciudad se incrementa mes a mes el paro registrado, se desploman las cifras de afiliados a la Seguridad Social, y la sangría de despoblación es imparable desde que el PP retornó a la Alcaldía.
Nos llama la atención una cosita. Según cuentan, los promotores quieren comenzar a gestionar montes antes de fin de año. Nos resulta tan peculiar esa fecha por tres motivos fundamentales.
- Porque, qué curioso, son apenas 5 meses antes de las elecciones municipales.
- Porque, casualmente, también coincide con la supuesta fecha de inicio del proyecto de los sanitarios valencianos, con ese acuerdo de colaboración vinculante firmado por Resolución de Alcaldía que Riñones no quería que se conociera públicamente. Ahí se estipulaba literalmente que «las obras comenzarían antes del 2 de enero de 2019». Por cierto, que este último proyecto se tenía que haber presentado antes del 30 de octubre de 2018 y no tenemos constancia de que esto se haya producido.
- Porque el proyecto de la explotación de la biomasa lleva rondando por Béjar desde hace añares. Sí, decimos añares porque ni en esto es original el equipo de Gobierno del PP.
Paradojas de la vida: El PP retomando proyectos del PSOE
Los socialistas ya se plantearon esta posibilidad en septiembre de 2010. Pero claro, como es natural, en ese proyecto se consideraba un punto de superficie física tan amplio como la demarcación de la Reserva de la Biosfera, de las Sierras de Béjar y de Francia, con más de 40 poblaciones de la zona. Llegando a 60 con algunas del Valle del Ambroz.
Así lo presentaba el concejal socialista Manuel Marín Bejarano en su momento:
Finalmente, y por diversas circunstancias, el proyecto no se llevó a cabo.
A principios de febrero de 2017, el director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Castilla y León, José Manuel Jiménez Blázquez, tuvo a bien visitar Béjar. Fue entonces cuando se manifestó la “posibilidad de crear un centro de producción y consumo de biomasa forestal en Béjar”. Se anunció así la realización, “en los próximos meses”, de “un estudio sobre un centro logístico en Béjar y de un eficaz consumo de biomasa en edificios públicos y privados en Béjar y en los municipios de la comarca”.
Pasado apenas un mes y medio (a finales de marzo de 2017), Riñones admitió en una sesión plenaria que el proyecto de la biomasa no estaba seguro y que no había hablado con los alcaldes de la comarca.
Riñones no tenía en cuenta que para poder explotar los montes, hay que tenerlos. Pretendía liderar un proyecto en el único municipio cuyo entorno es limitadísimo y casi todo privado.
¿Es oro todo lo que reluce?
La empresa catalana no se había manifestado en casi año y medio. Sólo hemos recibido noticias suyas, a través de la maquinaria de propaganda subvencionada por del equipo de Gobierno del PP, un mes después del envío de un ultimátum de Riñones a la empresa. Si fuera tan descaradamente rentable ese proyecto, ¿por qué han tardado tanto en decidirse y sólo tras un ultimátum?
Por mucho que trate de venderse la burra, en un proyecto con una zona tan limitada, no se llegaría a crear más de 30 puestos de empleo. Algunos de ellos cualificados y de dirección que muy posiblemente no serán nunca de nuestra comarca. Por otra parte, en nuestra comarca ya hay cerca de 20 familias que viven de la explotación de la madera y que ahora verán peligrar sus puestos de trabajo.
La viabilidad del proyecto se basará, seguramente y como adelantó el director general de Calidad y Sostenibilidad Ambiental de la Junta de Castilla y León, “en un eficaz consumo de biomasa en edificios públicos y privados en Béjar y en los municipios de la comarca”. Para ello, y si como dijo Riñones en su momento no se ha contado con la comarca, el Ayuntamiento debería comprometerse a cambiar todos los sistemas de calefacción de todas las instalaciones municipales y convertirse, obligatoriamente, en el principal cliente de esa empresa en un largo futuro. Además, si hubiera una inyección de dinero público directo (entre subvenciones, exenciones, etc) e indirecto (lo que paguemos todos por ser el ayuntamiento su principal cliente), nadie ha explicado nada a estas alturas del partido y con el tiempo echándose encima (si, como pretenden, comienzan a gestionar montes antes de fin de año. Es decir, dentro de poco más de mes y medio).
Con tanto Krustanord, Condesa o Alditex, siempre planteados muy cerquita de citas electorales, permitidnos que, emulando a Santo Tomás, tengamos que «ver para creer». Y máxime cuando esas iniciativas vienen tradicionalmente al final de una legislatura de Alejo Riñones: Un señor que ha sido incapaz de frenar los problemas más acuciantes de la ciudad en sus 20 años de (des)gobierno, y que mientras cobraba más de 45.500 euros en 2017 entre las retribuciones de Ayuntamiento y Diputación, Béjar cerraba ese año con casi 2.000 desempleados inscritos en la Oficina del ECyL, una tasa de paro del 25,39%, con un descenso del 6,82% de afiliados a la Seguridad Social en el último semestre, con un desplome del 29,87% en el mercado inmobiliario, y con 182 habitantes menos.
Confiemos en que ésta y/o otras inversiones, si llegan a materializarse, tengan todo el éxito posible en Béjar. Nos parecería muy rastrero explotar la necesidad de empleo en Béjar y comarca por el desesperado intento de arañar unos cuantos votos.