JOSÉ MATEOS MARISCAL | Emigrante
El inmigrante es el «Ulises moderno», ese héroe mitológico que pasa 10 años lejos, luchando por su tierra, y otros 10 sorteando obstáculos para poder regresar. En el mito se inspiraron varios escritores para relatar la experiencia agridulce de estar lejos de casa; y también lo hizo la ciencia para designar un trastorno común en esta situación.
El Síndrome del Emigrante, o Síndrome de Ulises, es un cuadro psicológico que afecta a los inmigrantes ante la soledad, miedo, estrés y tristeza, que genera la situación de dejar el propio país y adaptarse a otro. Llegamos un 3 de julio de 2013, perdidos los cuatro (mi mujer y mis dos criaturas más preciadas que todo el tesoro del mundo entero), escapando como alma que lleva el diablo del infierno del desahucio y la extrema pobreza. Gracias al cielo nos encontramos con D. José Antonio, que no dudó en darnos techo y comida en un país extranjero con un frío polar, durmiendo 15 días en colchones en la Iglesia de la misión católica de lennep.
Gracias a toda la comunidad católica (que nos donó alimentos, muebles y amor), empezó una nueva vida para nosotros. Arrastramos la depresión de un país que nos condenó a la extrema pobreza, nos condenó al desahucio, y nos condenó a la eterna enfermedad de la depresión.
Mi primer trabajo en Alemania, sin saber el idioma, fue de soldador en una agencia de trabajo temporal. Fue como el regalo de la Navidad, el milagro de estar en un infierno y a empezar a respirar tranquilidad. Los niños empezaron en la escuela de integración al alemán superando la tragedia que vivieron en Zamora.
Cuántos emigrantes hemos soñado con volver al menos 5 minutos a la ciudad que nos vio nacer, sin poder conseguir el propósito, puesto que primero es pagar las necesidades básicas, luego comer y los cuidados básicos para los hijos; y como siempre nos sobra mes al final del sueldo.
Trabajar en Alemania sin saber alemán es una posibilidad nada descabellada para todo aquel que se quiera lanzar a la aventura laboral bávara. A menudo son las voces negativas y críticas que aconsejan no salir al extranjero sin un contrato bajo el brazo o sin saber el idioma. Pero desde aquí quiero desacreditar todos esos consejos, ya que lo máximo que te puede pasar es que tengas que volver y seguir como hasta ahora, pero siempre vuelves con una experiencia que seguro que te servirá para el futuro.