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¿En Rioseco sí y en El Bosque no?

GRUPO CULTURAL SAN GIL y PLATAFORMA EN DEFENSA DE ‘EL BOSQUE’ DE BÉJAR

La Dirección General de Patrimonio de Castilla y León ha dado sobradas muestras de incompetencia en relación con las intervenciones de jardinería en nuestros Bienes Culturales, algo esperable, aunque imperdonable, al no contar con técnicos especializados en este campo. Los cambios de criterio de este Órgano «competente» en las intervenciones ejecutadas y por ejecutar en el BIC-Jardín Histórico El Bosque de Béjar (Salamanca) así lo demuestran, pero aún resulta más chocante su autorización para recrear un jardín del Renacimiento en el Monasterio de Rioseco (Valle de Manzanedo, Burgos), cuando se le niega lo mismo al jardín renacentista bejarano.

Rioseco es un impresionante monasterio burgalés de origen cisterciense enclavado en un hermoso valle drenado por el río Ebro, situado no lejos de la localidad de Villarcayo. Hace años que sus ruinas reciben los cuidados de la Asociación «Salvemos Rioseco» y, gracias a esa labor tenaz e inteligente, sigue sonando la voz de los siglos desde los ecos medievales del templo a la severidad clasicista y post-herreriana de su claustro. Entre ambas etapas, el palacio abacial renacentista completa su galería jónica con la vista sobre dos terrazas sucesivas, antiguo jardín del que no quedaba más rastro que sus muros perimetrales, el tramo intermedio de escaleras, parte de su sistema hidráulico y un curioso mirador de época algo más tardía.

En muy poco tiempo, apenas unos meses, el empeño y buen hacer de la asociación guardiana de Rioseco ha conseguido implantar allí, en aquellas soledades, un diseño jardinero con el que se consigue evocar el vergel renacentista ya perdido. También han contado con el empuje y el interés del programa «Volando voy», presentado por Jesús Calleja, y con la colaboración de los municipios cercanos, pequeños núcleos de población que, sin embargo, no temen afrontar retos de este calado. Los lectores podrán encontrar más información en https://www.diariodeburgos.es/Noticia/Z32770C20-E93D-CE47-3A7C850AF2707BC7/202106/Un-jardin-de-altos-vuelos.

Por ahora, la intervención se desarrolla sólo en la terraza más baja y cercana al palacio (foto 1, publicada por el Diario de Burgos hace pocas semanas), pero en una segunda etapa se espera poder acometer la recreación de la segunda, al modo de una huerta de la época, los años centrales del siglo XVI. Pronto se iniciará el desescombro del interior del palacio y la apertura de su galería, en gran parte cegada, para dar sentido a la conexión visual entre la residencia abacial y los jardines puestos a sus pies; finalmente, se darán los pasos necesarios para rescatar la fuente central de la terraza del jardín, actualmente en propiedad particular.

La recuperación del monasterio de Rioseco es ejemplar en muchos aspectos, pero también en materia de jardines. No se conoce documentación sobre el jardín abacial y la intervención arqueológica sólo ha registrado parte del sistema hidráulico, lo que supone un punto de partida mucho menos completo que lo conocido para la terraza de la Huerta de Abajo en El Bosque de Béjar. El Órgano «competente» no ha tenido ningún reparo en autorizar la recreación o evocación jardinera de Rioseco, pero niega el mismo tratamiento para el jardín bejarano: ¿por qué en Rioseco sí y en El Bosque no?, ¿a qué viene ese empecinamiento de la Dirección General de Patrimonio y del Ayuntamiento de Béjar por llenar de chatarra moderna una de las terrazas principales del sistema axial de nuestro Jardín Histórico, cuando los expertos insisten en la recreación formal de lo perdido y su restauración funcional como huerto de primor?, ¿por qué en Béjar no se activan las buenas soluciones ni siquiera en años y en Rioseco las cosas se resuelven en cuestión de meses?

Pero las contradicciones y agravios comparativos en El Bosque no sólo se producen en relación con casos como Rioseco, sino incluso consigo mismo: el Órgano «competente» ha llegado a autorizar intervenciones tan diferentes como un horroroso jardinillo moderno tipo bar de carretera al norte del palacete, la ocupación de una rampa original del siglo XVI, un torpe aliño de setos en torno al estanque y una sosa recreación de la Huerta de los Bojes, en este caso con los mismos mimbres documentales con los que se cuenta para la Huerta de Abajo, en la que se rechaza la misma posibilidad: ¿con este historial de incongruencias y contradicciones se puede considerar «competente» a esta Dirección General de Patrimonio?

Por el bien de El Bosque esperamos que la Administración deje de desacreditarse a sí misma, modere su propaganda institucional sobre intervenciones tan lamentables como las planteadas para la terraza de la Huerta y acepte el asesoramiento de los expertos. Estamos a tiempo.

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