- «Todo está ahora esquilmado y quemado»
- La agencia estaba a punto de recibir a un turoperador del Reino Unido para traer grupos de clientes a Valdesangil y a Béjar, pero ha tenido que descartar esta opción debido al «pésimo estado de la zona: Ya no hay pájaros»
Una agencia de viajes, especializada en ornitología guiada en el oeste de España, programó para el 20 de enero «un paseo invernal por el valle de Valdesangil, al pie de la Sierra de Béjar, rodeado por bosques y berrocales».
En su cartel promocional destacaban que era «un lugar precioso para observar aves. Iremos paseando entre encinas, chopos y fresnos, mirando entre las ramas de los árboles y en la hojarasca del suelo para atisbar a estas preciosas y coloridas aves que se nutren de insectos y semillas silvestres. Esperemos ver, entre otros pájaros, a escribanos montesino y soteño, lúgano, mosquitero musical, y alguna rapaz como ratonero y milano real».
Una vez allí, y tal como denuncian en sus redes sociales, se encontraron con el «hábitat arrasado, todo esquilmado y quemado» en Valdesangil.
«Un gran disgusto», aseguran, «esto no puede fomentar ningún tipo de turismo respetuoso con la naturaleza».
De hecho, la agencia estaba a punto de recibir a un turoperador del Reino Unido para traer grupos de clientes a Valdesangil y a Béjar, pero ha tenido que descartar esta opción debido al «pésimo estado de la zona: Ya no hay pájaros»
En nuestra ruta por Valdesangil, Béjar, hemos tenido un gran disgusto. En nombre de no sé muy bien qué -¿un plan turístico llamado Béjar idónea?, han arrasado con el hábitat, ese sí, idóneo, de muchas especies de aves que se refugiaban entre la vegetación arbustiva del valle. Donde normalmente se verían escribanos soteños y montesinos, mosquiteros, mitos, zorzales y lúganos; y en verano ruiseñores, zarceros y currucas entre escobas, rosas silvestres y pequeñas matas de hierbas silvestres. Todo está ahora esquilmado y quemado, dejando unos palos decapitados – sí, eso, árboles reducidos a palos, con la tierra completamente expuesta a la erosión y la degradación. Los árboles que quedan han sido podados brutalmente. Esto no puede fomentar ningún tipo de turismo respetuoso con la naturaleza. Esto es intentar domar a la naturaleza y convertirla en una especie de parque municipal alicatado, soso y vacío de vida. Estoy a punto de recibir a un turoperador del Reino Unido para que traiga grupos de clientes a la zona, y Valdesangil, Béjar estaba en la lista. Ahora ya no: lo he tenido que borrar. Ya no hay pájaros.
Así era el paraje antes: