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La herencia envenenada de Alejo y sus cómplices

ALBERTO SEGADE ILLÁN | (CxByC)

El nuevo Gobierno Municipal acaba de hacerse cargo del timón del Ayuntamiento de Béjar y seguramente tendrá ganas de comenzar a trabajar para hacer realidad los proyectos que con ilusión han preparado para ventilar una ciudad que lleva veinte años cayendo en picado. Pero tienen un problema, la herencia envenenada de Alejo Riñones  que, como un cáncer, ha proliferado por todas las esferas ciudadanas en una metástasis especialmente grave.

Ha dejado deudas, conflictos sin resolver y agravados por su incapacidad, egoísmo y dependencia de los caciques locales, que encontraron en este trabajador de telefónica oriundo de Puebla de la Calzada, un peón que protegiera sus intereses frente a lo que, en justicia, debería haberse llevado a cabo a favor del progreso de la ciudad y de todos sus habitantes, no sólo de los mismos de siempre.

También forma parte de su legado una ciudad en clara decadencia, sin futuro para los jóvenes y con casi la tercera parte de su población perdida. Ha arruinado a los emprendedores que se atrevieron a apostar por invertir en Béjar y espantado a muchos que tuvieron intención de hacerlo.

Ha difamado y machacado a cuantas personas honradas se han opuesto a sus manejos y chanchullos. Ha hecho trampas y ha mentido con frecuencia, haciendo gala de una mendacidad descarada que llama la atención por su grosero perfil.

Ha dilapidado cientos de miles de euros en abogados y pleitos para defender lo indefendible. Ha perdido subvenciones y se ha visto obligado a devolver otras por clamorosos errores de gestión.

Ha hecho el ridículo con frecuencia y, cuando ha tenido que representar a la ciudad en cualquier foro, nos ha dejado a la altura del betún. Difícilmente lo podría haber hecho peor. Pero no ha pasado ningún año sin que superara su nefasto balance.

Sin embargo, ha ganado las elecciones, una tras otra, hasta que, aunque por poco, finalmente las ha perdido. ¿Cómo ha sido posible todo esto? Una buena pregunta que, quizá, tenga muchas respuestas.

Además de su habilidad para inaugurar muchas cosas justo antes de las elecciones; anunciar grandes proyectos que luego se disipan como el humo y contar con una batería de medios de comunicación que le jalean y machacan a sus oponentes políticos;  también se ha especializado en comprar votos con contratos laborales en la tupida red de clientelismo que posee el ayuntamiento (obras, Covatilla, concesiones, escuelas-taller, etc.)

Pero tan determinante como todo lo anterior es que le han sostenido muchos cómplices que se han aprovechado de las circunstancias y de la ruina de la mayor parte de los bejaranos honrados que, o no se han atrevido, o no han podido defender lo que, en justicia, les correspondía. Otros muchos se han acomodado y la mayor parte del resto se ha resignado, temerosos de perder las migajas que este sátrapa del siglo XXI les dejaba coger de vez en cuando.

Alejo Riñones tendrá, tarde o temprano, que hacerse cargo de las graves responsabilidades en que ha incurrido, porque no puede quedar impune. Pero es necesario también que sus cómplices y los caciques que le han utilizado para mantener sus posiciones de privilegio le acompañen en el banquillo del juicio pendiente que tendrá que seguirse para restablecer la justicia, tantas veces vilipendiada desde hace más de veinte años.

Unos tendrán que responder de su dejadez a la hora de cumplir el cometido que les correspondían como garantes de La legalidad desde su puesto en la función pública. Otros, de su incapacidad para imponer la honestidad que debe presidir todas las actuaciones de los gestores públicos, tanto en labores de gobierno como de oposición.

Algunos, de su implicación en actuaciones irregulares que les beneficiaban y, en general, gran parte de los ciudadanos que, por su apatía y falta de compromiso, han permitido que todo esto sucediera, lavándose las manos. Como Pilatos.

Aunque confiamos en que pueda hacerse cargo de esta herencia envenenada y cortar de raíz la grave enfermedad que nos consume; no sabemos si el nuevo gobierno municipal podrá revertir la situación.

Hará falta coraje, pero también dedicación y mucho trabajo, honestidad y voluntad decidida de no cejar en el empeño. Tendrán que contrarrestar las embestidas de quienes se van a defender utilizando todas las mañas y artimañas que dominan desde hace tiempo. Esperemos que acierten en la estrategia y que no decaigan en el empeño. Pero que vigilen con cuidado, porque el cáncer es posible que también infecte sus tejidos, los cómplices de Alejo y los que han utilizado a Alejo están por todas partes. A lo mejor también entre ellos.

No se puede entender, de otro modo, que el Ayuntamiento de Béjar pareciera muchas veces el cortijo particular del Sr. Riñones, donde ponía y quitaba a quien quería y lo que quería, según  su conveniencia o los intereses de quienes le habían sentado en el sillón de alcalde.

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