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Las cartas desastrosas de La Covatilla

| ALBERTO SEGADE ILLÁN |

Tras la publicación de las dos primeras entregas de esta saga he creído oportuno cerrarla con una antología. Un póker de desastres que son de reir, para no llorar. A los cuatro seleccionados, se podrían añadir el asunto de la pilona y las vacaciones en plena temporada del mecánico de taller y el encargado-jefe de explotación (que, según tengo entendido, se terminan, para el primero, a inicios de abril y, para el segundo, a finales de ese mismo mes) También el montón de bicicletas con numerosos repuestos, adquiridas para el fallido proyecto del Bike-Park y que deben estar almacenadas en algún sitio (si es que no se han regalado o vendido, que hubiera sido lo más conveniente a menor perder). Igualmente los tres arcos de acceso plantados frente al telesilla, como una puerta en medio de un prado (que aun cerrando todo el resto del acceso con redes de seguridad para que sirvan para algo, solo valen para poner más trabas a los esquiadores, en un remonte sin plataforma y con las colas en esquina. Ya que, de todas formas, hay que tener un vigilante en la primera puerta) Ahorro de personal, cero. Coste del aparato, sesenta mil euros.

Poco dinero, si lo comparamos con los millones de euros que llevan varios años pendientes de destino para mejoras en La Covatilla. Las ayudas ya habían caducado, pero se han renovado recientemente los plazos y se ha dicho que dentro de unos días se sabrá algo. Este podría ser el comodín que completa el repóker junto a los cuatro ases desastrosos que presento a continuación.

AS DE ESPADAS

Hace, más o menos, cuatro años; los responsables de la estación de esquí decidieron que era oportuno reemplazar la línea de seguridad del telesilla, que consiste, principalmente, en un cable multifilar especial para órdenes que une todas las cajas instaladas en la cabeza de cada pilona para transmitir cualquier fallo al cuadro de mandos en la caseta del conductor. Este cable no puede tener empalmes y por eso se encarga a medida de cada tramo entre cajas. El responsable técnico por aquel entonces, se encargó de realizar el pedido, pero, a la hora de realizar el cálculo de la longitud de cada tramo, no tuvo en cuenta que ese cable va soterrado en una zanja hasta la base de cada pilona y luego asciende hasta el castillete superior. El siguiente tramo comienza arriba, baja hasta el suelo, recorre enterrado la distancia hasta la siguiente columna y sube hasta lo más alto para conectarse en otra caja. Cuando se fue a instalar el cable se comprobó que no llegaba hasta las conexiones porque era mucho más corto que lo necesario. El cable había costado unos 36.000 euros más I.V.A. y, según me dicen, todavía está guardado en bobinas dentro de un almacén en La Covatilla.

Estas cosas pasan en cualquier empresa, todo el mundo puede equivocarse, aún con un error tan gordo como éste (que, casi con toda seguridad, le costaría el puesto al responsable). Lo que no pasa en una empresa normal es que no haya ningún tipo de consecuencias para nadie. En La Covatilla la cosa se tapa y, entre los que saben lo que ha pasado, se establece un pacto tácito de silencio por el que yo no le cuento a nadie tu cagada (que también es la mía porque no lo he revisado) y de paso tú te olvidas también de mi metedura de pata del otro día. Tampoco es habitual que en una empresa se malgasten más de cuarenta mil euros y tampoco pase nada, salvo guardar el cable inservible en un rincón oscuro, a ver si nadie se da cuenta, sin tratar de devolverlo o revenderlo. ¿Nadie controla estos gastos en el ayuntamiento? Estamos hablando de dinero público.

AS DE COPAS

Esto está pasando ahora. Como se sabe, esta temporada 2023-2024, no ha sido puesta en servicio, a fecha de hoy, la cinta remontadora de debutantes. Según he podido saber, por varias fuentes, tras el final de la pasada temporada se llevó a cabo una profunda revisión en este remonte. De manera especial en su estación motriz, que está enterrada en un foso de su parte más alta. Ese foso se limpió a fondo (que buena falta le hacía) se repusieron los anclajes podridos, se revisó el motor, el resto de la maquinaria y se sustituyó un rodamiento del eje principal (para lo que fue necesario mandar toda la pieza a un taller especializado) Solo falta por terminar el arreglo del cuadro eléctrico, puenteado y chapuceado tras múltiples reparaciones de emergencia. Esta tarea, en principio sencilla para cualquier persona cualificada, quedó en manos del taller eléctrico de la estación. El resultado ha sido el que estamos comprobando. Me dicen que estos últimos días una empresa externa ha estado trabajando en la cinta, a lo mejor ya funciona. Pero aquí nadie sabe nada.

AS DE BASTOS

Aunque no tiene relación directa con la gestión de la estación, también tiene cabida en este corolario de despropósitos el caso que viví en persona (es decir que la fuente soy yo mismo) hace unos años, fuera de temporada de esquí, en el transcurso de los pleitos por la ubicación de la pilona en el Canchal Negro. Recibí una llamada por parte de los propietarios de la finca de El Tremedal, ya que les había fallado una persona, para que auxiliara al técnico topógrafo que, con un ayudante, estaría el día siguiente, creo recordar que a las diez de la mañana, en el aparcamiento de la estación, en funciones de perito designado por el juez para llevar a cabo las mediciones definitivas que determinaran finalmente la situación de la famosa pilona. Me pedían que les echara una mano, ya que no conocían la zona, y, si hiciera falta, les subiera en el todoterreno hasta arriba, ya que yo he subido muchas veces por los caminos de servicio. Les contesté que no había problemas y allí estaría.

Cuando, a la mañana siguiente, me encontré con el perito judicial y su ayudante en el aparcamiento de La Covatilla, pudimos comprobar que todos los accesos de la estación estaban cerrados a cal y canto y no había nadie en las instalaciones. ¿Cómo vamos a subir?, me preguntó el topógrafo. Pues no sé, les contesté, en coche no se puede pasar y para subir andando es una buena tirada de varios kilómetros, saltando piedras, con casi cuatrocientos metros de desnivel, les dije (mientras me fijaba en los bultos y cajas con los aparatos de medición que acababan de sacar del maletero del coche, al mismo tiempo que en su vestimenta de calle con calzado bajo y en su complexión física, la media normal para una persona de mediana edad, pero bastante alejada de la de alguien que hace deporte de manera habitual).

Al rato, llegó el representante legal del Ayuntamiento de Béjar en su propio coche, se bajó, sacó una mochila que tenía en el asiento de atrás y se encamino hacia nosotros que le esperábamos ante la empalizada cerrada con candados (A medida que se aproximaba pude observar que venía vestido con ropa cómoda y calzado con botas de montaña, pensé que seguro que en la mochila se traía el bocadillo). ¡Buenos días!, nos saludó, ¿Es usted el perito judicial?. Sí, le contestó el topógrafo, ¿Cómo vamos a subir con el equipo? No sé, parece que no hay nadie…, está todo cerrado (comentó mientras hacía fuerza para abrir la puerta candada). De repente, dio tres pasos a la derecha y se dirigió a la empalizada, hacia una unión entreabierta y la desplazó dejando un hueco) Por aquí podemos pasar, ¡vamos¡.

El topógrafo y su ayudante se miraron, me miraron a mí, que estaba allí como un convidado de piedra (nunca mejor dicho), miraron al represente legal del ayuntamiento que sujetaba la empalizada suelta para que pudieran pasar, se volvieron a mirar y recogiendo todos los bultos se pusieron en camino, haciendo gala de una integridad y fidelidad a su obligación rayana con el heroísmo.

Podrían haber tomado el camino del regato del Oso, que da un poco de rodeo pero es mucho más llevadero para comenzar la subida. Pero no, subieron por Las Cimeras. Me quedé un rato mirando desde abajo, hasta que llegaron al cruce con La Muchachina y me fui. Mientras bajaba no paraba de recordar la cara que me pusieron cuando se dieron cuenta de que tenían que subir andando y cargados. También pensaba en la bajada con los equipos en cajas. En los hangares de la estación había vehículos todoterreno y creo que también el ayuntamiento tiene alguno ¿Porqué no utilizaron los medios a su alcance? ¿Querían cabrear al perito judicial?. En este último caso creo que lo consiguieron. A no ser que su pretensión fuera que, coincidiendo con una persona menos íntegra, no se llevara a cabo el peritaje judicial. No le encuentro otra explicación.

AS DE OROS

Para completar el póker de viñetas, el As de oros. La más descacharrante sucesión de olvidos, decisiones erradas, seguidas por inmediatas rectificaciones, no mucho más acertadas, planificación inexistente y despilfarro de fondos públicos: El relato de la `puesta en marcha´ de la actual temporada, que hay que vivirlo como una película o un mal sueño.

Normalmente, en cualquier estación de esquí, el personal fijo disfruta sus vacaciones entre abril y mayo, tras llevar a cabo las labores de desmontaje y recogida una vez finalizada la temporada y con los planes de actuación, reformas y mantenimiento que se deberán llevar a cabo durante el verano, perfectamente proyectados, financiados, contratados y con su cronograma de ejecución establecido, para que los trabajos comiencen en junio y concluyan, como muy tarde, a mediados de octubre. Las labores comerciales y de organización, (al margen de la selección de profesores para la escuela de esquí y el resto de personal de temporada) suelen comenzar con tiempo suficiente para que todo el proceso esté completado a primeros de septiembre, fecha tope para tener impresos los folletos, o actualizada al completo la página web, para poder empezar la campaña de promoción y, entre otras cosas, la venta de forfaits de temporada. Como muy tarde a mediados de noviembre, todo tiene que estar listo para poder comenzar a fabricar nieve en cuanto se pueda y abrir las pistas cuanto antes.

A grandes rasgos esto es lo habitual, aunque siempre puede haber incidencias que modifiquen los planes. Lo más importante en una instalación de alta montaña, de todas formas, es tener terminadas todas las obras y tareas de mantenimiento antes de que lleguen los temporales de finales de otoño. Para hacer las pruebas reglamentarias se cuenta, en último caso, con todo el mes de noviembre; porque es necesario que la estación de esquí esté a punto para ser abierta, con todas sus instalaciones y servicios operativos, cara al puente de primeros de diciembre. Esto es lo que se espera por parte de los esquiadores, propietarios de las instalaciones y sector turístico-hostelero en el entorno.

Pues bien, El actual gobierno municipal tomó el mando el pasado mes de junio, mes en el que se le remitió por parte del equipo de gobierno saliente  y los servicios técnicos de la estación, una memoria planificada para las labores de mantenimiento durante el verano además de otras solicitudes para reparaciones y la revisión especial del telesilla.

A primeros del mes de octubre, tres meses después, no se había tomado ninguna decisión al respecto, salvo la de llevar a cabo la cimentación para el nuevo reenvío del telesquí de cumbre. Con excepción de los operarios que se habían encargado de esta tarea durante unos días, todo el personal estaba, por aquel entonces todavía de vacaciones desde el 28 de agosto. Aunque, con fecha 18 de septiembre ya se habían publicado las bases de selección para cubrir los puestos de personal de limpieza, cocineros, ayudantes de cocina, camareros y reponedores, operarios de remontes, personal de producción de nieve y preparación de pistas (En este caso, debo reconocerlo, se cumple el buen calendario, pero faltaban las bases para el personal y coordinador/a de la escuela de esquí que no se publicaron hasta octubre, lo que ya es un poco tarde. De todas formas, una cosa es publicar las bases y otra acabar contratando al personal. El proceso es largo cuando se trata de contratación pública, así que es oportuno ampliar los plazos al máximo).

Lo verdaderamente importante es que en la primera semana de octubre, cuando ya tendrían que estar casi terminados todos los trabajos de mantenimiento, prácticamente no se había hecho nada, mientras el personal estaba de vacaciones (Teniendo en cuenta, además, que el telesilla tendría que ser sometido a la revisión especial de cada siete años, pendiente ya desde la temporada anterior).

A estas alturas de la película cualquier espectador estaría un poco más que tenso, pero aún no sabe las sorpresas que le esperan. El clima en la ciudad, con el asunto de los asesores (que quizá algún día se conozca a fondo), se enrareció aún más durante esos días, con el rumor de que este año no se iba a poner en servicio el telesilla (que no era sólo un rumor sino una instrucción recibida por los técnicos de la estación, como me consta documentalmente). Mientras tanto, los trabajadores, que ya se habían reincorporado tras las vacaciones se plantaron, a las ocho y cuarto de la mañana del lunes 23 de octubre, ante las puertas del ayuntamiento para pedir las llaves de los vehículos de la estación, que les habían retirado, ya que la carretera estaba helada y no podían subir con sus coches particulares. Según se publicó en “Bejar 24 Horas” La discusión duró todo el día llegando a ser amenazados los trabajadores con un expediente disciplinario y hasta por la tarde no fueron recibidos por el alcalde, quien, por lo que dice el periódico digital, no sabía nada del asunto, declarándose los operarios muy decepcionados y enfadados y manifestando su voluntad de denunciar estos hechos a los partidos de la oposición. En conclusión, que todo estaba manga por hombro pero, por lo menos, dicho irónicamente, ante las dificultades se intentaba propiciar “un buen ambiente laboral”.

El día seis de noviembre, el alcalde anunció en rueda de prensa que   la Junta de Castilla y León había autorizado al Ayuntamiento de Béjar a poner en servicio el telesilla , si realizaba una primera fase de la revisión técnica del remonte. El objetivo, dijo, era abrir las instalaciones de invierno a principios de diciembre para que estar al cien por cien a lo largo de esta temporada, señaló también que se habían actualizado las tarifas con precios más asequibles pero que aún tendrían que ir a Pleno para ser aprobadas (Cualquier gestor de estación de esquí sudaría a chorros en la cama si tuviera esta pesadilla: Bien entrado el mes de noviembre no tengo tarifas, no se ha terminado el mantenimiento de los remontes ni pasado las revisiones y el personal se amotina. Peor imposible, sólo faltaría un temporal de nieve). Dos días después TAB acusó públicamente al alcalde sobre la situación de La Covatilla, porque seguía sin hacerse la revisión del telesilla, sin montar el retorno del telesquí y sin terminar de arreglar la cinta.

Finalmente, el día dos de diciembre,  la concejal delegada de La Covatilla, Purificación Pozo, anunció la apertura turística de la estación de esquí, pero con el telesilla fuera de servicio, con los vehículos en el suelo y sin completar la revisión. TAB volvió a denunciar en los medios esta situación, además del telesilla desmontado  el foso de la cinta de debutantes no tenía el motor de tracción ni el tapiz y el telesquí del Canchal Negro aún tenía pendiente acortar el cable para su puesta en marcha. Menos mal que no había nevado (la única parte soportable de este mal sueño) porque, de haber llegado un temporal por esas fechas, no se hubiera podido abrir ni seguir trabajando.

A mediados de diciembre, con la estación medio desmantelada, se producen más denuncias públicas de TAB sobre el retraso en los trabajos y la presunta contratación irregular de empresas externas. Pasada ya la Navidad, concretamente el día 28, el alcalde anuncia que ya se había recibido la confirmación por escrito en el Ayuntamiento de la prórroga de la revisión V7  para el telesilla, con plazo extendido a todo el año 2024. También anunció que a principios de enero se llevaría a cabo la prueba de carga y ya se podría empezar a poner a punto la estación para los bautismos blancos. Unas declaraciones muy ajustadas al Día de Los Inocentes.

Una componenda política le había salvado la papeleta, en parte, al alcalde (que vaya alguien a pedir que le retrasen un año la ITV del coche) aunque lo mejor para él era que seguía sin nevar. Pasaron más cosas y hubo más denuncias públicas (que dejaré fuera del relato para no hacerlo todavía más largo). hasta que, por fín, llegó la nieve a finales de enero. Ya se habían perdido dos meses de temporada.

Todo el sector respiró aliviado. Llegaron a estar abiertas todas las estaciones de España, menos la nuestra (fue noticia a nivel nacional). Porque La Covatilla inauguró la temporada de esquí  tres semanas más tarde, el domingo 19 de febrero, con la apertura de una de las pistas de cumbre (En los días anteriores, el telesilla había funcionado en uso turístico y fueron muy numerosas las quejas por no abrir ninguna pista ni fabricar nieve).

El telesquí de cumbre funcionó dos días, desde entonces no ha vuelto a estar en servicio. Quizá se estropeó entonces, algo raro en un aparato recién remodelado, o se detectó entonces algún problema. Oficialmente no se ha dicho nada.

Pasadas tres semanas, en los días previos al segundo fin de semana de marzo, llegó el último temporal. Esta vez nevó bastante, pero tan solo se llegaron a abrir cinco pistas tras cuatro días de trabajo y con la mitad de los remontes todavía fuera de servicio, quedando patente a todas luces, que la estación adolecía de falta de mantenimiento, personal y otras muchas carencias. Pero si alguien quiere saber lo que pasó en la estación del 10 al 18 de marzo, que busque la primera crónica de esta trilogía, publicada el pasado lunes.

No me atrevo a hacer la cuenta de todo lo que le ha costado a la ciudadanía de Béjar esta cadena de despropósitos, (Una suma de la que forman parte los sueldos, tanto de personal activo como en vacaciones o esperando que le digan que tiene que hacer, mientras la estación estaba cerrada durante meses). Tampoco a calcular las pérdidas que la ineficacia e ineptitud de quien rige La Covatilla ha provocado al sector hostelero. Pero, sea cual sea esa cantidad, si, en vez de un ayuntamiento, se tratara de una empresa, aquí rodarían muchas cabezas

Cuando inicio este último párrafo, en la tarde del 21 de marzo, el parte de nieve de la estación informa de que las pistas están cerradas por labores de acondicionamiento cara al fin de semana. En la webcam se aprecia que ni debutantes tiene nieve, ni tampoco la hay en el tramo final de las pistas que desembocan en la estación motriz del telesilla. Con previsión de temperaturas por encima de los diez grados para los dos próximos días, la cosa se pone más difícil todavía, pero (siempre hay una luz de esperanza) se anuncia la llegada de un temporal con el inicio de la Semana Santa. ¿Podrá prorrogarse la temporada y superar la duración de solo un fin de semana? Ojalá, pero sería una pena, porque perderíamos un bonito record.

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