JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ CELADOR | Secretario General de la Asamblea Socialista Bejarana y Concejal del Grupo Municipal Socialista
Ppepita y Ppepito se levantaron contentxs. Era el primer sábado de este mes que coincidían de descanso en el curro. Habían tenido mucha suerte. Tras dejar ambos el trabajo en el cocedero de mariscos porque no estaban contentxs con el sueldo, él sólo estuvo dos días en paro hasta que empezó a trabajar en el aserradero/planta de biomasa. Ella tardó una semana en firmar un contrato indefinido en la fábrica de productos cosméticos.
Decidieron dejar a sus hijxs en la cama. Estarían agotadxs. La chica había pasado toda la tarde de ayer en una maratón de cine-forum y el muchacho ensayando la nueva obra de su grupo de teatro, ambas actividades organizadas por el Ayuntamiento.
Así que salieron a la calle. Caminaron con dificultad por la Calle Mayor, atiborrada de turistas. Y peor aún estaba la zona de La Antigua, rehabilitada con el último ARCH. Fueron a la iglesia de Santa María para visitar la exposición de Las Edades del Hombre, y no les importó esperar cola. Luego fueron a comer a la terraza del nuevo restaurante, que se había puesto de moda por sus vistas de la maravillosa fuente de la plaza. La “Trevi di Fontana”, la llamaba la gente, porque, al contrario que la original, a la que la gente echa dinero después de construida, ésta se había llevado el dinero antes de la construcción. Ya sabéis como funciona el “cacondeíto” del pueblo.
La tarde la pasaron en casa, viendo el documental de la BBC que hablaba sobre la estación de esquí de La Covatilla y una peli de terror titulada “Masacre en el BIC”, sobre los ciervos de El Bosque.
Al descorchar una botella de champán para celebrarlo, Ppepita se lastimó un dedo de la mano, y fueron rápidamente al nuevo servicio de urgencias, dotado de los últimos y más modernos medios y comodidades. Allí les esperaba un traumatólogo de la “lista de espera inversa”, o sea, que no sólo no tenían que esperar, sino que los profesionales se anticipaban a las necesidades de la ciudadanía.
Allí charlaron con Paco, su vecino, que estaba esperando los resultados de las pruebas que le habían practicado en la UCA inaugurada a principios de año, cumpliendo así la promesa realizada por el Partido Popular a lxs vecinxs de Los Praos. Y en ese instante todo se oscureció. Sobre un fondo en el que estaban Abascal a caballo, Casado con un birrete de Máster por Harvadavaca y Rivera en moto sobre un tractor aparecieron de repente Alejo y Mañueco riendo a carcajadas, y con una motosierra que sonaba como una pedorreta…
El sonido de pedorreta poco a poco se fue transformando en el zumbido del despertador, y Ppepito se levantó sudoroso. Eran las cinco de la mañana y tenía que espabilarse con rapidez. Hoy había habido suerte y tenía un contrato de 3 horas en Guijuelo. Dejó dormir unos minutos más y le preparó un café a Ppepita, que tenía que ir a sellar pronto la cartilla del paro, para poder ir a Salamanca a la consulta de urología. Estaría bueno que no llegara a la hora, después de una lista de espera de 11 meses. Abrieron la habitación de su hija, para comprobar que había regresado. Tuvieron que mandarle un whatsapp a las tantas. No se explicaban qué haría en ese local medio en ruinas que había alquilado junto con sus amigos. Esta noche hablarían con ella seriamente.
Ppepita aprovechó para llevar a Salamanca unos túppers a su hijo, que estaba allí haciendo un módulo de turismo. A ver cómo llegaba la comida, porque la serrana que iba a coger era de las que para por todos los pueblos, así que tardaría hora y media.
Cuando Ppepito fue a sacar el coche de la cochera, tenía apartado a la salida un todo terreno sin señales del conductor. Llamó a la Policía Local, pero no le contestó nadie… al parecer Pedro Sánchez se había colado en el cuartel por la noche y había amordazado a todos los agentes.
Mientras esperaba a su compañero de curro para que le llevara a Guijuelo, Ppepito no se podía quitar de la cabeza la pesadilla de la noche. Pesadilla en ‘Tó Street’…