- Ha sido publicado conjuntamente por la Universidad de Valladolid y el Grupo Cultural San Gil
En la tarde del sábado 26 de junio, a la sombra de los árboles de esta villa modernista, fue presentado el libro Las canciones de las niñas y su función enculturadora. Transmisión de ideologías de género en el medio rural castellano (1900-1936), de Lola González Canalejo, con la presencia de Enrique Cámara de Landa, catedrático de Etnomusicología de la Universidad de Valladolid, y de Antonino González Canalejo, doctor en Geografía y hermano de la autora.
El acto fue organizado por el Grupo Cultural San Gil, al que perteneció Lola durante décadas, y contó con la presencia del profesor Enrique Cámara y de Antonino González. También estuvo presente la autora del motivo de la cubierta, la artista bejarana Maribel Muñoz.
El libro ha sido publicado conjuntamente por la Universidad de Valladolid y el Grupo Cultural San Gil sobre el texto de la tesina de Lola Licenciatura en Historia y Ciencias de la Música, previa a su tesis doctoral en aquella Universidad. El profesor Enrique Cámara fue, precisamente, el director del trabajo original y en su intervención, después de comentar el buen trato con la investigadora, su rigurosa predisposición y su interés por los estudios de Etnomusicología y de género, analizó detalladamente el contenido de la obra en sus diferentes partes: propósito de la investigación, fundamentos metodológicos y marco teórico, contexto histórico, político y social de la época estudiada, la perspectiva de género elegida y el estudio específico de las canciones infantiles en una aproximación territorial concéntrica a escala nacional, castellana y salmantina, dejando para el descubrimiento del público las conclusiones finales del trabajo.
A continuación, Antonino González comentó sobre los temas comunes entre la investigación de Lola y sus propias inquietudes y expuso una amplia panorámica sobre el contexto socio-político de los siglos XIX y XX, parámetros temporales del trabajo de la autora sobre las canciones infantiles en el período 1900-1936.
Después de ambas exposiciones, ya a la luz del atardecer, el público pudo pasearse por el jardín de la mano de su cuidadora, Isabel López, y se dio por terminado el acto.