- Conferencia de Juan Antonio Frías Corsino, organizada por el Centro de Estudios Bejaranos, en el Casino Obrero
| CARMEN CASCÓN MATAS |
Continúa el programa de actividades que pondrá el broche de oro al trigésimo aniversario del Centro de Estudios Bejaranos. Tras el homenaje a Jesús Gómez Blázquez y la presentación de su libro póstumo sobre Fray Jordán de Becedas el jueves, la tarde del viernes el Casino Obrero de Béjar fue el escenario de una interesante conferencia impartida por Juan Antonio Frías Corsino sobre el patrimonio industrial desaparecido.
A continuación, Juan Antonio Frías Corsino, investigador y miembro del Centro de Estudios Bejaranos, comenzó su conferencia dando las gracias a Julián Mateos Lozano, Juan Félix Sánchez Sancho y Antonio Sánchez Sánchez por haberle dejado material gráfico para su charla. Porque hubiera sido imposible hacerse una idea de los datos que nos iba a ofrecer sin las espléndidas fotografías con que nos ilustró y, en algunos casos, nos conmovió, al darnos cuenta de todo el patrimonio industrial (edificios, documentos, materiales muebles y maquinarios, entre otros muchos) que se ha perdido y que se está perdiendo sin que nos demos cuenta.
Su ponencia se centró en torno a tres tintes, hoy desaparecidos: el Tinte del Duque, después de Felipe Gutiérrez; el Tinte de Toribio Zúñiga y el Tinte de Gilart, ahora Museo de la Industria Textil. Los dos primeros ya no existen (cayeron bajo la piqueta demoledora, el primero para la construcción de viviendas, el segundo para ampliar un lavadero de lanas cercano) y el último se transformó prácticamente entero, para dejar solo los cuatro muros principales. Durante su explicación se sucedieron las fotografías de sus trayectorias, desde el cuadro de Ventura Lirios de 1726, pasando por fotografías antiguas, hasta llegar a imágenes tan escalofriantes como las que nos muestran las excavadoras echando abajo en 2001 los antiquísimos muros del Tinte del Duque, un establecimiento tintorero del siglo XVI, de los más antiguos de España, que fue destruido con la aprobación de las administraciones.
No faltaron las alusiones a la maquinaria, a los dueños de cada uno de los establecimientos, incluso a algunos trabajadores que pasaron parte de su vida entre los muros de esos edificios desaparecidos. La historia textil de Béjar está por descubrir y por revalorizar. Una de nuestras señas de identidad se está perdiendo sin que nadie haga nada por remediarlo y Juan Antonio Frías Corsino intentó concienciar de esa otra piqueta demoledora que supone el olvido.