Opinión

Alejo Riñones propone, ahora, privatizar La Covatilla. ¿Quién está detrás?

  • ALBERTO SEGADE ILLÁN | CxByC

Entre otras cuestiones que han quedado acreditadas a lo largo de los cuatro años de gestión directa de la estación de esquí por parte del Ayuntamiento de Béjar presidido por Alejo Riñones, podemos citar: los requerimientos  del Procurador del Común y el Comisionado de Transparencia de Castilla y León por negar información sobre las cuentas de la estación de esquí y eludir su obligación de llevar a cabo el plan de vigilancia ambiental; la resolución de la Agencia Tributaria para que se aplicara el I.V.A. en la prestación de servicios y venta de artículos, porque se pasaba olímpicamente de esta obligación; o la puesta en servicio de los remontes sin las revisiones e inspecciones reglamentarias y careciendo de plan evacuación.

Podemos sumar a lo anterior: las contrataciones a dedo, las arbitrariedades para la asignación de gastos de personal y contratación de servicios, la utilización irregular de recursos públicos y los numerosos pleitos perdidos, con condena añadida en costas para el Ayuntamiento, que, además de haber supuesto un muy elevado gasto para el bolsillo de todos los bejaranos, han puesto de manifiesto la inseguridad jurídica con la que ha venido actuando el consistorio bejarano.

Cabe añadir la desbandada de casi todos los buenos profesionales formados en La Covatilla por la anterior sociedad concesionaria y la aniquilación premeditada de Gecobesa, que actualmente se dirime con una querella en curso en los juzgados de Béjar, en la que el anterior alcalde y su concejal de Economía y Hacienda están siendo investigados por un presunto delito de prevaricación administrativa.

A pesar de todo, Alejo Riñones, aún se atreve a cuestionar al actual gobierno municipal, que ha heredado el desastre por él causado, y le achaca un elevado déficit económico tras una temporada lastrada por la pandemia (en el que, en todo caso, habría que descontar el medio millón que ha costado la nueva máquina pisapistas). Pero no utiliza este dato, ciertamente sesgado, para criticar la gestión económica, sino que se descuelga proponiendo la privatización de la estación de esquí aludiendo a que puede causar la ruina del ayuntamiento.

Durante catorce años la estación funcionó y creció, sin que hubiera coste alguno para el ayuntamiento, gracias a la inversión e ilusión de los socios de Gecobesa, hasta que el ex-alcalde provocó su ruina, para `municipalizar´ lo que ahora quiere privatizar. Esta propuesta de privatización (tras haber provocado una situación de la estación de esquí, legal y funcional, que deja mucho que desear y espantaría a cualquier interesado en hacerse con su gestión) está, además, en clara contradicción con todas sus manifestaciones anteriores al respecto y su rechazo a solventes proposiciones recibidas cuando él era alcalde.

La nueva postura del Sr. Riñones resultaría inexplicable, si no fuera porque en los momentos actuales hay personas vinculadas directamente con su partido que, posiblemente, después de ver cerrada la estación de Navacerrada, han puesto sus ojos y sus intereses en la Sierra de Béjar.

Si no fuera así, que lo explique, porque su cambio de actitud no se puede entender de otra manera. Y que nos aclare, de paso, si la `conexión´ que le ha movido a tan insólito cambio de opinión, estará a salvo de la misma mano traicionera que, sentada a su lado, apuntilló la ruina de Gecobesa.

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