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Editorial 494 | Hay comas reversibles

  • Las promesas del PP en Béjar se caen como un castillo de naipes ante el soplo del realismo.

En la campaña dicen:

  • Por el cambio de las luminarias de Béjar a led, sostenibilidad y ahorro.
  • Por la recuperación del antiguo fielato.
  • Piscinas climatizadas en Ramiro Arroyo.
  • Por la creación de una piscina natural en La Aliseda.
  • Béjar debe contar con un centro de transportes.
  • Por la creación de una empresa pública para el aprovechamiento de recurso endógenos.
  • Por el uso cultural de la antigua iglesia de Monte Mario.
  • Puesta en valor del casco histórico, etc.

Todas sucumben ante una simple pregunta: ¿Por qué no lo han hecho en 20 años de mayoría absoluta?

Durante todo ese tiempo se han demostrado incapaces de hacer frente a los problemas más acuciantes de Béjar, dejando a la ciudad prácticamente en una quiebra técnica social. Ahora se presentan con las mismas caras que hace 4 años (salvo 2 ó 3 caras nuevas). Y una de las caras nuevas les ha salido bastante rana descubriendo el plumero de la metodología retrógrada y reaccionaria que se oculta bajo el amable disfraz electoralista.

Delatan de esta manera su nerviosismo tras el revolcón en los resultados de los últimos comicios generales. Todos los sondeos (virtuales o no) indican un notable descenso en su intención de votos, y la sospecha de la no renovación de la mayoría absoluta por parte del PP. Eso sí, contando con una participación similar a la del pasado 28 de abril. Una participación menor, favorecería en Béjar directamente al partido de Bárcenas por la Ley D’Hont.

Riñones está acostumbrado al ordeno y mando. Son los malos hábitos de dos décadas completas aferrado al poder del sillón presidencial en la casa consistorial. Pactar no entra dentro de sus pocas virtudes democráticas (si alguna vez las ha llegado a tener), y anda anunciando en distintos medios de comunicación que, si no consigue revalidar el número de concejales actualesno gobernará en minoría ni en coalición con otro partido.

Hemos oído, leído y visto a mucha gente asegurando que «Béjar no se merece este alcalde», a muchos ciudadanos quejarse en bares de «los desatinos de este alcalde», y sin embargo ha salido electo en 5 ocasiones con 9 o más ediles. Luego, nadie le votó.

Si se pretende sacar a esta ciudad de la decadencia más absoluta a la que va encamina, los bejaranos no podemos continuar haciendo siempre lo mismo, ni ser esclavos de unas siglas (cualesquiera), y mucho menos asimilar una ideología (cualesquiera) para intentar justificar la nefasta gestión que nos ha traído a este coma existencial. Debemos sublevarnos ante el craso error de sustentar a alguien por costumbre arrastrada porque nos caiga más o menos “simpático”. Baste un simple ejemplo: Béjar ha perdido el 10,69% de su población del 2011 al 2018. Sólo ese dato tan demoledor sería suficiente para un cambio drástico.

El domingo 26 de mayo todos los bejaranos tienen la oportunidad de cambiar de rumbo este Titanic y conseguir un final alternativo al desastre inminente. Hay comas reversibles si se tratan en tiempo y forma.

Si teniendo 20 años de mayoría absoluta no han sido capaces de solucionar los principales problemas de Béjar con todo a su favor (gobiernos provinciales, regionales y nacionales del mismo partido), ¿qué pueden aportar de nuevo encima que en Madrid gobierna ahora otro partido y en la Junta se prevé un cambio de color político?

Cada uno tendrá su respuesta. Alternativas, hay, y para todos los gustos e ideologías. El 26 de mayo habría que actuar en consecuencia.

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