Editorial 505 | Una pediatra y una mentira
- Mentir es pecado, con la salud no se juega, y está muy mal tratar de anotarse el trabajo ajeno en beneficio propio
Tal y como publicaba BÉJAR EN EUROPA el martes 22 de noviembre, y algún otro medio digital, los padres de la comarca denunciaban que «Béjar no tenía pediatra».
- Reiteramos: Martes, 22 de noviembre.
A las 21:21 horas del día siguiente (miércoles 23 de noviembre), el PP de Béjar dice haberse enterado de esa situación por la mañana, y destacan «una rápida intervención de Alejo Riñones» al respecto.
- Recalcamos: Miércoles, 23 de diciembre
Con «rápida» se refieren a casi 24 horas de atrofia de reflejos, y con una reacción tan veloz (entiéndase el sarcasmo) que incluso ya se había planteado por redes sociales una movilización ciudadana desde el día anterior.
No conformes con admitir implícitamente su ignorancia de los hechos hasta pasada casi una jornada completa, se autoproclaman valedores de la solución indicando textualmente: «Podemos informar que mañana (24 de noviembre) el centro de salud de Béjar tendrá sus PEDIATRAS trabajando».
- Resaltamos, PEDIATRAS: Plural, es decir, más de uno.
Inmediatamente después de la muestra de este ‘alarde’ tardío del casi octogenario Riñones, el alcalde de Béjar aclaraba que desde la noche del día anterior (martes 22 de noviembre) se había dirigido directamente al «delegado de la Junta de Castilla y León en Salamanca para pedir explicaciones por la ausencia del pediatra», y éste le aseguró «que el jueves (24 de noviembre) habría PEDIATRA».
- Reincidimos: PEDIATRA: Singular, es decir, uno.
Por otro lado, el único procurador bejarano en las Cortes de Castilla y León, Raúl Hernández (también del PP como Riñones), y fuentes de la propia Consejería de Sanidad, confirmaban el regreso provisional de un solo pediatra.
Hoy hemos acudido al centro de salud y comprobado que, efectivamente, las aseveraciones del procurador, del alcalde y de las fuentes de la Consejería de Sanidad, eran las correctas: Hay un pediatra provisional mientras la titular siga de baja laboral. La otra plaza continuará sin estar cubierta ante la falta de especialistas en la provincia.
Mentir es pecado, con la salud no se juega, y está muy mal tratar de anotarse el trabajo ajeno en beneficio propio. La costumbre del engaño sistemático es mala política, y ese tipo de artimañas, efectivas en una época analógica obsoleta, ya no tienen sentido en pleno siglo XXI, con la era digital en expansión y donde la globalización tecnológica es una realidad.