IMÁGENES | “Retratos Pianísticos: música e historia de Béjar con Marina Fernández Rueda”
La música se convirtió en vehículo de memoria colectiva en el concierto “Retratos Pianísticos”, celebrado en el marco de las Ferias y en conmemoración de los hechos de la Revolución Gloriosa de 1868.
El Centro de Estudios Bejaranos (CEB) y el Ayuntamiento de Béjar unieron esfuerzos para ofrecer un recital en el que la pianista Marina Fernández Rueda, reconocida por su trayectoria internacional, interpretó piezas que evocaron la vida de destacados bejaranos de los siglos XIX y XX.
El acto fue presentado por la concejala de Cultura, Ana Vicente Peralejo, y por la presidenta del CEB, Josefa Montero García, quien explicó la dinámica: antes de cada interpretación, investigadores invitados trazaban breves semblanzas biográficas de las figuras homenajeadas.
El recorrido comenzó con Rufino Agero Brochín (1868–1943), abogado, político, escritor y compositor, cuyas obras volvieron a sonar en su ciudad gracias a la interpretación de tres valses de Las carabelas de Colón (1893). Le siguió la figura del maquis Manuel Tabernero Antona “Lyon” (1913–1946), cuya trayectoria fue contextualizada con música de Serguéi Prokofiev.
Posteriormente, se recordó a las mujeres trabajadoras del textil que fundaron el sindicato Despertar Femenino (1920–1936), pionero en la defensa de los derechos laborales, acompañadas por el Capricho en forma de vals de Clara Schumann. Una pausa intermedia permitió escuchar la Sonata n.º 20, Op. 49 n.º 2 de Ludwig van Beethoven.
El homenaje continuó con Anselmo Olleros Pérez (1807–1860), empresario que introdujo en Béjar tecnología textil europea, evocado con la Consolación n.º 3 de Franz Liszt. Después, se recordó al revolucionario José Fronsky (1831–1910), héroe de 1868 y diplomático, con el Nocturno n.º 19 de Frederic Chopin.
El cierre estuvo dedicado a Jerónimo Rodríguez Yagüe (1840–1903), político y empresario que impulsó proyectos clave para la ciudad, con la pieza de Enrique Granados Quejas o la maja y el ruiseñor. Tras ella, Fernández Rueda interpretó el Impromptu Op. 90 n.º 4 de Franz Schubert y, como bis, una obra de Claude Debussy de Estampes.
El público, puesto en pie, aplaudió largamente a la pianista, quien recibió un ramo de flores de manos de la concejala de Cultura. Entre los asistentes se encontraba también Purificación Pozo García, exconcejala de Cultura. El concierto dejó patente cómo la música, más allá de su belleza, puede reconstruir las huellas de la historia local.





