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La PDBB denuncia «las tareas de mantenimiento incumplidas» en El Bosque

  • «No se puede gastar de lo público indefinidamente y dejar que la incuria cause estragos para volver a gastar más»

La Plataforma en Defensa de El Bosque de Béjar (PDBB) ha hecho pública la denuncia de «las tareas de mantenimiento incumplidas» en la villa renacentista declarada Bien de Interés Cultural (BIC).

El Plan Director de El Bosque lo dice taxativamente desde 2000-2001 en su volumen V (pp. 75 y siguientes y con mayor detalle en pp. 208 a 242), se refrenda en el Convenio de Colaboración entre la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Castilla y León y el Ayuntamiento de Béjar para regular la gestión del Bien de Interés Cultural denominado «Jardín El Bosque» (junio de 2002) y se concreta en el específico Manual de mantenimiento de las obras de limpieza y protección del sistema hidráulico de El Bosque de Béjar (mayo de 2004: foto 1): al Ayuntamiento de Béjar le corresponde el mantenimiento de este BIC en aspectos tan concretos e insoslayables como vigilancia, inspección, limpieza de paseos y cuadros de vegetación, eliminación y reposición de especies, podas periódicas, riego, programación de labores a lo largo del año, etc. Ahora que nuestros gestores se «atreven» a abrirlo al público –justo cuando se han ido los visitantes forasteros–, cualquiera que se de un paseo por allí comprobará que la desidia se apodera del lugar y que ese comprometido mantenimiento brilla por su ausencia.

La clave para que un jardín –cualquier jardín– luzca como merece es precisamente su esmerado mantenimiento y una acertada conservación. Este axioma es tanto más cierto para un Jardín Histórico cuanto más complejo, antiguo y frágil sea, y el nuestro se encuentra entre los más añosos y peculiares de España después de los ejemplares hispano-islámicos. Esta honrosa condición trae aparejada una gran responsabilidad, genera necesidades específicas y requiere mano de obra especializada, desde las fases de restauración y trazado (que aquí han sido calamitosas y sin criterio, cuando no erróneas o disparatadas: véase el pedregal pretencioso y carísimo que ocupa el espacio norte del Palacete) hasta el trabajo diario de los jardineros y otros operarios para mantener en el tiempo la belleza del lugar. Y esa es la palabra clave, la acción ineludible: mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento.

Tal vez a fuerza de repetirlo quede grabado en la mente de nuestros gestores-gobernantes y, con suerte, materializado en acciones concretas y en la imprescindible contratación de más personal con la cualificación adecuada para atender nada menos que un BIC-Jardín Histórico (sólo dos en Castilla y León, menos de cien en toda España, pero centenares en nuestro vecino Portugal y varios miles en el resto de Europa). Para ello se necesita, desde luego, voluntad y presupuesto: dinero, dinero, dinero, pero no para gastarlo en intervenciones pijas de cara a la galería o a la caza del titular de prensa (buena parte del cacareado proyecto transfronterizo Jarcultur consiste en ese tipo de bobadas), sino en lo que específicamente necesita este Jardín Histórico: más personal, más cualificación, más presupuesto, más atención diaria, más planificación a corto, medio y largo plazo.

No somos tan ingenuos como para pensar que estas necesidades se van a cubrir de la noche a la mañana, ahora que ninguna Administración se atreve a contratar personal imprescindible para nuestra supervivencia, nuestra salud o la educación de nuestros niños y jóvenes: si ni tirios ni troyanos contratan personal sanitario, rastreadores o profesorado de refuerzo cuando nos va la vida en ello, ¿cómo esperar que se ocupen del personal de jardinería?

Sin embargo, hay tareas de mantenimiento que no requieren de más gasto que el habitual en un municipio como Béjar, labores periódicas que llevan mucho tiempo sin realizarse en El Bosque (también hablamos de legislaturas pasadas, ojo) y que, de seguir con esta inacción e indolencia, puede causar deterioros sobre elementos arquitectónicos o vegetales en los que ya se ha gastado mucho dinero público. Queremos poner el foco y la foto, precisamente, en esas tareas de mantenimiento incumplidas por nuestro Ayuntamiento, buena parte de las cuales constan negro sobre blanco en el citado documento de 2004:

1. Eliminación de los renuevos de aliso y otras plantas que proliferan en las estructuras hidráulicas del BIC, tanto en las regaderas y canalizaciones como en los muros de cerramiento de los dos estanques (fotos 2, 3 y 4) y en los de la isla (foto 5), no solo por estética, sino sobre todo por el peligro de deterioro en los rejuntados de su mampostería –que fue restaurada y consolidada entre 2003 y 2004–, el consiguiente riesgo de asiento y desplome de estas fábricas y la disminución o pérdida de su funcionalidad. Algunos alisos presentan ya un aspecto arbóreo y revientan muros centenarios (así en el estanque del Tinte), lo que sin duda causará daños mayores si no se interviene de inmediato.no se puede gastar de lo público indefinidamente y dejar que la incuria y las malas prácticas causen estragos para volver a gastar más y más dinero.

2. Vigilancia mediante inspecciones periódicas de dicho sistema hidráulico para evitar deterioros o pérdida de caudal y, en concreto, desarenado bimensual del dispositivo correspondiente (foto 6), así como vaciado, extracción de fangos e inspección bianual del estanque mayor, lo mismo con periodicidad quinquenal en el estanque del Tinte, inspección y limpieza bianual de las fuentes y limpieza regular de arquetas y canalizaciones, incluida la regadera de alimentación desde la sierra.

3. Eliminación de malas hierbas en los paseos y renovación y rastrillado del pavimento de arena que en ellos se puso en 2010, acción que no previene de ningún riesgo, pero queresulta absolutamente necesaria por estética, la función esencial de todo jardín (compárese la foto 7 actual con la foto 8, tomada en febrero de 2011).

4. Reposición de bojes secos o enfermos y otros ejemplares en los arriates en torno al estanque principal (fotos 9 y 10).

5. Reposición de arbolado seco en ese mismo entorno, algunos ejemplares por el mal trasplante al que fueron sometidos (foto 11) y otros, como los dos tilos plantados en 2010, por probable falta de vigilancia y cuidados (foto 12), sin olvidar los ejemplares caídos en la alameda, cava vez menos arbolada (foto 13).

6. Siega anual –ojo: en junio, no en septiembre– de plantas herbáceas en el camino de El Bosque y en los prados (fotos 14 y 15, tomadas a finales de agosto), verdadero peligro como combustible en incendios fortuitos o intencionados. El pasado 31 de julio, los invitados a la presentación de obras en el BIC pudieron dejar sus vehículos en un polvoriento secarral junto a la tapia de El Bosque, rodeadosde cardos y matojos muertos ¡de talla humana!: ¿se imaginan lo que hubiera podido ocurrir con una colilla mal apagada?

7. Labores de mantenimiento de los prados como parte constitutiva de la villa de recreo (un prado sin cuidar degenera en poco tiempo y cuesta mucho empradarlo de nuevo).

8. Preservación de los derechos de agua de El Bosque frente a los abusos de los propietarios de fincas situadas aguas arriba, tanto para garantizar el suministro hídrico en el estanque (particularmente del entibado histórico de la isla) como en el riego de los jardines y de los prados, evitando en lo posible el agostamiento estival.

9. Labores forestales adecuadas en el bosque de El Bosque, un castañar frutal en su origen, aunque hoy más diverso y vital, en el que no deberían tener cabida especies alóctonasni tratamientos realizados por personas sin suficiente cualificación (recordemos que no se trata de un monte de utilidad pública, sino de una parte tan esencial de este Jardín Histórico que incluso le da nombre).

10. Retirada de chatarra institucional, verdadero baldón para un BIC en el que sobran placas, lonas publicitarias y otros artefactos (foto 16), como denunciábamos hace ya tres años, el 12 de abril de 2017, a pesar de lo sencillo y barato de la operación.

En definitiva, no se puede gastar de lo público indefinidamente y dejar que la incuria y las malas prácticas causen estragos para volver a gastar más y más dinero, como siguen haciendo nuestras administraciones. La receta anual es tan humilde como simple, aunque no genere titulares: mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento,mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento,mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento,mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento,mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento, mantenimiento...

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