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Béjar y la Universidad de Salamanca firman un convenio para impulsar la colaboración de ambos en temas culturales

El rector de la Universidad de Salamanca, Ricardo Rivero Ortega, y la alcaldesa del Ayuntamiento de Béjar, Elena Martín Vázquez, han firmado un convenio para impulsar la colaboración en temas culturales entre el ayuntamiento y la universidad. De hecho, el convenio también incluye la presentación el próximo 24 de enero de la obra teatral “Siempre pícaros”, producida por la Oficina del VIII Centenario y realizada por Garufa Teatro. La obra traslada la picaresca de los siglos XVI y XVII a nuestra época, a través de personajes bajo una apariencia amable, pero cuya moral se ve medrada según las circunstancias sociales. Con todo ello, pretende cambiar la mentalidad del espectador y concienciar sobre los problemas del mundo actual. El espectáculo teatral está dividido en tres historias: “Con gracejo sevillano”, una lucha entre estafadores; “El otro estudiante de Salamanca”los engaños de un pueblo con la intención de aprovecharse de una joven inocente; y “La tía fingida”, reinterpretación de una novela breve atribuida a Cervantes, que recoge las mañas y tretas de siglos pasados. Estas tres ficciones están inspiradas en novelas picarescas de la época, de las cuales se mantiene el lenguaje de los diálogos y se respetan las expresiones, formas enunciativas, construcciones prototípicas y palabras polisémicas, aunque todo ello está trasladado a una enunciación teatral. Sin embargo, a pesar de ser personajes pícaros, el público podrá identificarse con ellos, ya que incitan a la ternura, la compasión y el divertimento por el ingenio.

PANEL CRONOGRÁFICO

Tras la firma del convenio de colaboración y previa a la apertura oficial de la exposición unamuniana, el rector Ricardo Rivero, la alcaldesa Elena Martín y el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Industrial de Béjar, Javier Sánchez Martín, inauguraron en este centro universitario un panel expositivo donde se representa, mediante una cronografía de hechos, nombres y fotografías, la historia de este centro educativo superior, desde su fundación en 1852 con el nombre de Escuela Industrial de Béjar, hasta el momento actual bajo su nueva denominación.

UNAMUNO Y BÉJAR

La muestra “Unamuno y Béjar”, que podrá visitarse en el Centro Municipal de Cultura San Francisco hasta el 12 de abril, aborda a través de textos y fotografías la relación y vinculación entre el exrector de la Universidad de Salamanca y la ciudad textil. A través de los diferentes paneles se recoge la labor literaria de Miguel de Unamuno, por medio de textos escritos por él mismo que muestran su faceta más pública, poemas y elogios que dedica a los habitantes de la comarca bejarana, fotografías que le retratan en su vida privada y un tributo realizado por distintos artistas que están ligados a su figura.

Por tanto, la exposición quiere ilustrar el paso del escritor por la localidad de Béjar y por los pueblos de su entorno, que comenzó en 1900 cuando, tras conseguir la Cátedra de Griego, fue nombrado por primera vez rector de la Universidad de Salamanca, cargo que desempeñaría en otras dos ocasiones, según explica su comisario y técnico de la USAL, José Antonio Sánchez Paso.

“En esos primeros años del siglo XX, Unamuno ya era un personaje público preocupado por todo lo político, lo social, lo educativo y lo literario, que escribía de forma habitual en los periódicos y revistas del momento y comenzaba a tener una obra literaria, cuya voz era reconocida y respetada en Salamanca, en la provincia y en España. Todo ello iría a más en los treinta y seis años siguientes, hasta convertirlo en el primer intelectual español, cuya vigencia sigue viva hoy como ninguna otra de los integrantes de la Generación del 98 de la que formó parte”, subraya Sánchez Paso.

Según se resalta en la colección, Béjar era en aquellos años una pujante ciudad industrial de 10.000 habitantes, con un fuerte movimiento obrero y una alta conflictividad laboral, una burguesía textil en plena expansión y una elite intelectual liberal y progresista que introdujo los mejores avances en educación, sanidad, reglamentación urbana y cultura; una ciudad, en definitiva, que venía siendo desde la Revolución de 1868 un foco de atención constante en la política y la sociedad nacional.

Para el comisario, Unamuno empatizó rápidamente con ese escenario social y, sobre todo, con la atrayente naturaleza de sus montañas y pueblos, “lo que le llevó a fraguar sólidas amistades y relaciones personales tanto en Béjar como en los pueblos de la comarca, hasta el punto de que se convirtió en uno de sus lugares predilectos para el descanso vacacional y eje de partida y regreso de múltiples excursiones hacia zonas colindantes”, subrayó.

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